miércoles, 14 de enero de 2009

Pacífico Mágico (primera parte)

El fin de semana pasado, dicen algunos el puente mas largo del año, tuve la oporunidad de viajar al pacífico colombiano. Salí de la ciudad de Cali el sábado en la mañana del sector conocido como La Portada, allí es más facil conseguir transporte que en el terminal, efectivamente un escolta que venía de otra ciudad me cobró quince mil pesos por llevarme hasta el puerto. No lo pensé dos veces porque prefería ir sólo con este señor que no paró de hablar todo el viaje sobre sus aventuras de pistolero y de sus mujeres, que en un bus urbano con niños, con calor y a paso de tortuga.

Me habían hecho malos comentarios de la ciudad de Buenaventura: que era, fea, sucia, que olía maluco. Sin embargo, en mi opinión me pareció una ciudad colombiana común y corriente, que si bien tiene algunos problemas con el aseo debido a la acumulación de escombros en el mar, parece que han trabajado por mejorar la imagen y el muelle por encima se ve bien y el mar precioso con sus entradas de manglares por lado y lado.

Proseguí a comprar algunos víveres: para donde iba necesitaba llevar mucha agua por lo que compré dos galones del líquido. Un peso enorme. Haciendo la fila para comprar el tiquete ida y vuelta a Juanchaco (el destino final era La Barra) conocí a tres turistas de Bogotá que acababan de llegar de las fiestas del diablo en Riosucio (Caldas)ellos me animaron a que los acompañara y así entramos al bote sobre el Océano Pacífico para emprender el viaje por la costa occidental colombiana.

El paisaje a simple vista es imponente, agreste, salvaje, en pocas palabras, natural. Por cuestión del azar me tocó sentarme en la parte delantera de la embarcación que nos llevaba. Allí cerca de la proa los saltos son inevitables mientras se cortan las olas, el agua salpica a las personas que están más cerca del agua. Una señora sentada a mi lado sin darse cuenta (o no sé) me agarraba las piernas mientras la lancha saltaba. Al principio me sentí raro, sin embargo, cuando la señora sacó una botella de ron y me ofreció un trago para hacer el viaje más ameno, la perdone.

Seguimos y yo estaba ansioso por atravesar el famoso ‘paso del tigre’ o ensenada del tigre. Los conductores de las lanchas dicen no tenerle miedo a esta parte, lo que si le tienen es respeto. Ese transcurso me recordó algunas calles de Cali, llenas de huecos, que son más peligrosas que este paso marino. Durante el viaje se pueden observar varios sitios de interés turístico. Esta Bahía Málaga, La Bocana y para los que les gusta más la calma esta La Pianguita. Lo que se puede observar en tierra es el fin del bosque húmedo, los manglares y los ríos cristalinos para convertirse en océano puro. Precisamente estas cálidas aguas albergan a las ballenas Yubarta en octubre y noviembre.

Al llegar a Juanchaco la marea estaba alta y el agua llegaba hasta los bohíos de la costa, donde niños saltaban desde balcones y se divertían mezclando sus cuerpos oscuros con las verdes aguas del Pacífico.

1 comentario: